A NADIE LLAMÉIS “PADRE”. SI ACASO, “EMINENCIA REVERENDÍSIMA” (Mt 23, 1-12) Me llama poderosamente la atención el que personas que no han superado el literalismo en su lectura de la Biblia utilicen ciertos pasajes fuera de contexto como argumento de autoridad para justificar normas, costumbres o doctrinas y, sin embargo, busquen todo tipo de interpretaciones cuando la lectura más evidente contradice esas u otras normas o costumbres, o sencillamente, su visión de las cosas. El texto de Mateo que leemos en la liturgia de hoy es un buen ejemplo de esto. Debemos recordar que Mateo escribe su evangelio para una comunidad judeo- cristiana que se encuentra en pleno enfrentamiento con el fariseísmo y, por tanto, está en riesgo de dar marcha atrás en su independencia de la sinagoga y su proceso de apertura hacia los gentiles para evitar la ruptura. Es ahí donde hay que enmarcar las controversias de Jesús con los letrados y fariseos y sus diatribas contra ellos, tan propias de este evangelis...
Para leer el Evangelio y no perder la fe