UN DÍA DE BODA (Jn 2, 1-11) Hace mucho que no voy a una boda. Supongo que tiene que ver con la edad… una vez que se casan los amigos, los primos y tal, hay que esperar a que empiecen las bodas de los hijos, los sobrinos o los hijos de los amigos. Y sí, en breve me tocará ir a la primera de esta serie. Y en estos meses previos estoy siendo testigo de los preparativos de la joven pareja que han asumido la organización del evento con la ilusión normal en estos casos y también con el estrés normal en estos casos. Los mismos quebraderos de cabeza debieron tener los novios de aquella boda que se celebró en Caná y a la que fueron invitados Jesús y sus discípulos. También tuvo lo suyo el maestresala (el “wedding planner” de la época), al que en medio del lío se le pasó hacer acopio de unas cuantas tinajas más de vino y si no hubiera sido por la cabezonería de María que forzó la intervención de Jesús, seguramente nadie más lo habría contratado para preparar un evento d...
Para leer el Evangelio y no perder la fe